El otro día unos amigos del barrio me propusieron ir a cenar. Acepté de buena gana, ya que hacia varios años que no nos veíamos.
Me recogieron en coche "el faco" y Juancho y me llevarían al restaurante donde estaba el resto de los colegas. Al llegar me llevé una sorpresa ya que no me esperaba que fuese un restaurante chino y la comida china no me tenía muy buena pinta. Tras charlar un poco y echarnos unas risas, decidimos sentarnos a comer.
Me pusieron el primer plato y pude ver un pequeño bollo humeante, un olor a huevo penetró en mi nariz y una nausea recorrió mi cuerpo, cogí un pequeño trozo y me lo metí en la boca. Aquello se convirtió en una masa muy pastosa que se pegaba a mis dientes y a mi paladar con un sabor que no era de mi agrado.
Tras escupir el primer plato pensé que el segundo sería más apetecible, pero no fue así; era una especie de sopa amarilla con un olor repugnante que me recordó al olor de los baños de una gasolinera. Ni se me ocurrió probarlo.
Finalmente acabamos en una hamburguesería.
Pedro, 4º C
Muy buena,ya que creo que le saca un buen partido al argumento y está bien estructurada.
ResponderEliminarPablo 4ºC
Esta historia es muy entretenida y me gusta porque mi gran amigo Pedro se inspiró en mi para un personaje.
ResponderEliminarJuan Manuel 4ºC