Carlos tenía cuarenta y tres años y era alcohólico. Todas las mañanas se despertaba, bajaba a la cocina y se tomaba el alcohol necesario para afrontar el día. Después abría el armario para comprobar con pesar la poca comida que le quedaba.
Una mañana se dio cuenta de que solo tenía una lata de sopa Campbell. Desesperado comenzó a beber compulsivamente; no quería creer la triste realidad: no tenía a nadie, estaba completamente solo, lo único que le quedaba era una lata de sopa para comer.
Impulsado por el miedo volvió a abrir el armario, el alcohol había hecho efecto, ahora ya no había una lata sino dos. El hombre estaba eufórico, decidió seguir bebiendo, esa le pareció la solución idónea. Cada vez que abría el armario aparecían más y más latas, así hasta llegar a treinta y dos.
Nunca había bebido tanto. Empezó a sentirse mareado, cayó al suelo y, al hacerlo, se golpeó la cabeza provocándose una herida profunda que le hizo perder el sentido.
Nadie notó su ausencia pues, lo único que lo acompañaba mientras se desangraba en el suelo, era la lata de sopa Campbell.
Nuria 4ºB
No me a gustado dado que se burla del alcoholismo y se toma a broma la pobreza y la falta de comida.
ResponderEliminarLa historia la considero hecha a correr como si fuese un mero trámite.
El tema de el alcohol no es apropiado para una adolescente que simila conocer los efectos producidos por el alcohol y que lo refleja en esta historia.
Alexis 4B
Me ha gustado porque hace ver la realidad, hace reflexionar en los problemas que acarrea el alcohol: te quedas sin amigos, sin dinero, vives en una profunda soledad...
ResponderEliminarEnrique Sabucedo 4ºB
Es una buena historia pues hay muchas personas en el mundo a las que por desgracia les sucede esto y que además te hace pensar y reflexionar para poder cambiar hábitos de tu día a día y no caer en lo que le sucedió al protagonista de esta historia.
ResponderEliminarRaquel 4ºa