martes, 6 de mayo de 2014

MIENTRAS DORMIMOS...



Llegué a pensar que necesitaba una mochila mayor para mis cosas de clase, que crecían de forma descontrolada; pero ahora me lo explico todo.
Esta noche he descubierto el secreto; sobre las cinco de la mañana mis cosas se despiertan, se van a la cocina y allí hacen fiesta. Comen, bailan y comentan la jornada.
El más fiestero es el estuche, que se abre y come como un tragón; pero la carpeta de anillas no quiere ser menos y lo acompaña en su aventura. ¡Ahora entiendo sus tamaños!
Menos mal que el aguafiestas del despertador hace que a las siete todo vuelva a la normalidad.
Gracias a él conozco el remedio a la situación; si quiero mantenerlos a dieta para que mi espalda no se resienta, tendrá que sonar cada hora. Se convertirá en mi aliado.
Iria, 4ºC

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